Una
nueva investigación ha conseguido “transferir” la memoria de un ser vivo a otro y sitúa el almacenamiento
de la memoria en el interior de las
células y no en las sinapsis.
En este estudio, la inyección de ARN (de animales entrenados) a
animales no entrenados ha permitido repetir el comportamiento de los animales
ya entrenados. "Es como si hubiéramos
transferido la memoria", explica David Glanzman, autor principal del
trabajo.
Considera que las modificaciones sinápticas que
ocurren durante la formación de la memoria son un reflejo del flujo de la
información que el ARN lleva consigo y que juegan un papel en la recuperación
de información, más que en su almacenamiento.
"Creo que, en un
futuro no muy lejano, podríamos utilizar el ARN para mejorar los efectos de la
enfermedad de Alzheimer o el trastorno de estrés postraumático", dijo
David Glanzman, autor principal del estudio y profesor de UCLA de biología y
fisiología integradas y de neurobiología. La investigación del equipo se
publicó el 14 de mayo en eNeuro, la
revista online de la Society for Neuroscience.
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