En
este estudio, los autores encuentran un aumento del 20% del riesgo de suicidio en las personas adultas diagnosticadas
de cáncer respecto a la población
general, particularmente en los primeros 6 meses después
del diagnóstico de cáncer. El mayor riesgo de suicidio persistió durante los 3
años siguientes al diagnóstico. Los pacientes con cáncer de
mesotelioma, páncreas, esófago y pulmón tuvieron el mayor riesgo.
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