En esta sentencia del Tribunal Supremo, el ser bebedor habitual no sirve de atenuante y entiende que una persona acostumbrada a beber, tendrá por ello una mayor capacidad para soportar sus efectos.
En el caso juzgado, se estima, que pese a la ingesta del alcohol, el acusado mantiene sus capacidades cognitivas de forma suficiente como para entender que con su conducción comprometía la vida de los demás usuarios de la vía
Fuente: Noticias Jurídicas
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