26 de noviembre de 2017

El médico y el nocebo



Barsky, en JAMA, presenta una investigación en la que participaron 76 varones a los que se indicó un tratamiento para la hipertensión, la mitad de los cuales fueron advertidos de la posibilidad de experimentar disfunción eréctil. Entre ellos, el 32% presentó el secundarismo, que solo estuvo presente en el 13% de los no informados explícitamente. El autor plantea que la información que los médicos transmiten a sus pacientes puede "convertirse en una fuente de angustia somática intensificada, un efecto iatrogénico que los médicos deben comprender para garantizar un manejo óptimo de la atención del paciente". Asimismo, señala que las palabras que empleen los profesionales pueden provocar "lesiones" en el estado físico o mental de sus pacientes y dañar la relación médico-paciente. Comentario en Redacción Médica.

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