Correll y colaboradores, en World Psychiatry (a partir de la pág. 56) comparan estos
medicamentos con antidepresivos en una muestra de adultos no ancianos y encuentran un
aumento significativo del riesgo de accidente cerebrovascular y arteriopatía coronaria en las
personas que utilizan antipsicóticos de segunda generación, así como un riesgo significativo de
efectos adversos metabólicos, por lo que consideran que sus resultados “plantean inquietudes en
torno a la tolerabilidad de [los antidepresivos de segunda generación] a más largo plazo, dado su
empleo generalizado y crónico”.
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