Solemos
creer que la memoria funciona
como una cámara de vídeo, por lo que los jurados conceden la máxima importancia
a la declaración de los testigos presenciales. Sin embargo, los fallos de la
memoria son tan graves que, en muchas ocasiones, los abogados invitan a
científicos expertos a que participen en los juicios para recordarnos que,
digan lo que digan los testigos, por muy bienintencionados que sean, debemos
cogerlo con pinzas.
Fuente: El
País
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