La evidencia científica sobre la asociación entre consumo de cannabis y deterioro de la conducción contrasta con las actitudes del público hacia la conducción bajo la influencia del cannabis. Los consumidores habituales de cannabis suelen admitir que conducen bajo la influencia del cannabis y creen erróneamente que el cannabis no afecta su rendimiento al conducir o que pueden compensarlo.
El consumo de cannabis
con o sin alcohol es una situación común que causa un riesgo considerable para
conductores intoxicados y usuarios en
general de la carretera. En un
informe de la OMS, se calculó que conducir bajo la influencia del
cannabis era responsable de más de 8700 muertes por accidentes de tráfico en todo el mundo en 2013. Esto es mucho menor que el número de muertes por
conducir intoxicado por alcohol en el mismo año (188 000)
pero resalta la importancia de desarrollar políticas y legislación basadas en
la evidencia para contrarrestar los riesgos de seguridad que supone conducir
bajo la influencia del cannabis.
Los estudios de laboratorio han demostrado repetidamente que
el componente principal del cannabis (Δ9-tetrahidrocannabinol [THC]) afecta al
rendimiento motor y función cognitiva (por ejemplo, atención, toma de
decisiones, control de impulsos, memoria) necesarios para una conducción segura.
Las deficiencias de rendimiento son máximas durante la primera hora después de
fumar y disminuyen entre 2 y 4 horas después del consumo de cannabis.
La desviación estándar de la posición lateral (SDLP), como indicador del zigzagueo del coche, parece
ser una de las medidas más sensibles para detectar el deterioro de la
conducción inducida por THC. En un estudio de 18 participantes mostró que fumar
dosis bajas (100 μg / kg de THC) y medianas (200 μg / kg de THC) de cannabis
aumentaba significativamente el SDLP de una manera relacionada con la dosis. El
SDLP aumentó aún más cuando el cannabis se combinó con una baja dosis de
alcohol (0,04 g / dl).
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